lunes, 25 de noviembre de 2013

Amar es servir...



Y servir es amar y ayudar al otro a ser más feliz. Decía Jesús: “El que quiera ser el primero, que sea vuestro servidor; así como el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20,27-28). Se ha dicho que el que no vive para servir, no sirve para vivir. Y Tagore decía: “Soñé que la vida era alegría, desperté y vi que tenía que servir; serví y vi que servir es alegría”.

La alegría de servir y ayudar muy pocas personas la han descubierto. Nuestro egoísmo nos lleva a ver como enemigos a todos aquellos que nos quieren sacar de nuestras comodidades y de nuestros planes. No queremos pasar por tontos, aguantando sin motivo, perdonando sin condiciones o sirviendo “fuera de hora”. Pero el amor no tiene horario fijo. Hay que estar siempre disponibles para el que nos necesite.

Ahora bien, para estar dispuestos a servir y ayudar, debemos superar nuestro afán desmedido de comodidad, que nos lleva a querer ser servidos en lugar de servir. También hay que aprovechar bien el tiempo. Hay mucha gente que pierde, miserablemente, el tiempo, viendo demasiada televisión, hablando demasiado, durmiendo demasiado o, simplemente, saliendo a la calle a pasear o divertirse más de lo razonable. ¡Cuántas horas perdidas! ¡Cuánto daño hace la pereza y la ociosidad! Así nunca tendrán tiempo para cumplir sus obligaciones personales, familiares o sociales, y menos aún para poder ayudar a los demás



1 comentario:

  1. Amar y servir es una cosa que enriquece nuestro espiritu y nos hace verdaderos hijos de Dios, si en el servicio no hay amor, no sirve de nada, el alma que se dispone a servir como Cristo no debe dejar de dar y dar sin medida, para que en su corazon brille solo y unicamente Cristo riqueza infinita.

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