lunes, 28 de octubre de 2013
Un corazón quebrantado y humillado
Ser Pobres de Espíritu significa un vacío total en el corazón humano. Una sed de Dios, una comprensión profunda de que nuestras más sublimes obras de piedad no son méritos que nos permitan alcanzar alguna bonanza divina.
Es comprender nuestra naturaleza dinámica. Es sentirnos débiles y minados por el cáncer del pecado. Pobres en espíritu es estar conscientes de la pobreza espiritual que hemos heredado por una rebelión que comenzó hace siglos, en el huerto del Edén. (Romanos 3:23)
El hombre nunca llegará a conocer a Dios por medio de obras. Nuestras vidas podrían parecer por momentos, muy buenas y decentes; mas en comparación a la santidad y la pureza de Dios, somos inmundos y asquerosos.
¿Sentimos esto? ¿Hemos experimentado este quebranto? ¿Hemos comenzado a despojarnos de nuestras obras y méritos religiosos?, Si es afirmativo, estaremos experimentando esa pobreza en espíritu, de la cual Jesús nos habla.
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